Vos sois, ¡oh María!, la Esposa de la Santísima Trinidad,
y el oculto tesoro de los bienes que dispensa; la gracia os ha sido concedida
sin límites. Por Vos se ha levantado Eva de su caída y Adán ha sido admitido en
el paraíso de donde había sido arrojado por la culpa. Por Vos, Santísima
Virgen, y con vuestro socorro se ha concedido al mundo la paz celestial, y
contados los hombres, como los ángeles, en el número de los siervos, de los
amigos y de los hijos de Dios. Por Vos ha sido rechazada la muerte, despojado
el infierno, derribados los ídolos, y propagado el conocimiento del cielo y de
vuestro Divino Hijo por toda la tierra. Dignaos, pues, Señora, interceder en
nuestro favor para que así tengamos la seguridad de alcanzar algún día el
inmenso bien que Vos gozáis en toda su plenitud. Amén.
San Epifanio
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