Me acerco a Ti, Virgen María, con vivo deseo de penetrar en el secreto de tu vida interior, para que Tú seas mi luz y modelo |
¡Cuánto me agrada contemplarte así, oh María,
profundamente recogida en la adoración del misterio que se obra en Ti! Tú eres
el primer templo de la Santísima Trinidad, Tú la primera adoradora del Verbo
encarnado, Tú el primer Tabernáculo de su Santa Humanidad.
¡Oh María, templo de la Trinidad! María, portadora del
fuego Divino, Madre de la Misericordia, de Ti ha brotado el fruto de la vida,
Jesús. Tú eres la nueva planta de la cual hemos recibido la flor olorosa del
Verbo, Unigénito Hijo de Dios, pues en Ti, como en tierra fructífera, fue
sembrado este Verbo… ¡Oh María, carro de fuego! Tú llevaste el fuego escondido
y oculto bajo la ceniza de tu humanidad. Si yo te miro, Señora, veo que la mano
del Espíritu Santo ha escrito en Ti la Trinidad, formando en Ti al Verbo
encarnado, Hijo Unigénito de Dios. Veo, ¡oh María!, que este Verbo que se te ha
dado, está en Ti.
Santa Catalina de Sena
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