La zarza que había
visto Moisés, ardiente e incombustible, es una figura de la conservación de
vuestra admirable virginidad. Santa Madre de Dios, intercede por nosotros
|
Creador del orbe,
acordaos
que tomasteis
nuestra carne
en el purísimo
seno
de una Virgen toda
amable.
María, Madre de
gracia,
de clemencia dulce
Madre,
protégenos del
demonio,
y en la muerte no
nos faltes.
Jesús, a Ti se dé
gloria,
Hijo de Virgen y
Madre,
y al Padre y al almo Espíritu,
Por los siglos
eternales.
Así sea.
Del Oficio Parvo de la Santísima Virgen María
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