¡Madre mía, María! Tú que has pasado por un dolor tan grande y un sufrimiento tan profundo, ayúnados a seguir tu ejemplo ante las dificultades de nuestra propia vida |
¡Oh Virgen!, la más dolorosa del mundo después de tu
Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te ruego que me
alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los
nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la Cruz
de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en
pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, ¡oh Madre mía!, al pie
de la Cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por
la sangre preciosísima de nuestro Redentor.
¡Oh Virgen Dolorosa!, siendo tú árbol florido y
fructuoso, fuiste tan afligida, y yo árbol seco e inútil, quiero vivir regalado
y soy impaciente de toda molestia y adversidad. Te ruego me concedas espíritu
de penitencia, humildad y mortificación cristiana para imitarte a Ti y a tu
amado Hijo, crucificado por mí. Así sea
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.