¡Oh María, Madre mía! Enséñame a vivir escondido contigo a
la sombra de Dios
|
¡Oh María! Nosotros confiamos que tus ojos
misericordiosos se inclinen sobre nuestras miserias y sobre nuestras angustias,
sobre nuestras luchas y sobre nuestras debilidades, que tus labios sonrían
compartiendo nuestros gozos y nuestras victorias; que escuches a Jesús decirte
de cada uno de nosotros, como en otro tiempo del discípulo amado: “He ahí a tu
hijo”. Y nosotros, que te invocamos como Madre nuestra, te tomamos, como Juan,
por guía, fuerza y consuelo de nuestra vida mortal.
Desde esta tierra, donde peregrinamos, confortados por la
fe en la futura resurrección, miramos hacia Ti, nuestra vida, nuestra dulzura y
nuestra esperanza. Atráenos con la dulzura de tu voz, para mostrarnos un día,
después de este destierro, a Jesús, fruto bendito de tu vientre, ¡oh clemente,
oh piadosa oh dulce Virgen María!
Venerable Pío XII
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.