Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

martes, 31 de agosto de 2021

EL INMACULADO CORAZÓN DE NUESTRA MADRE MARÍA II

Pidamos la gracia de honrar dignamente al Corazón de María.


Oh, Corazón amantísimo y amabilísimo de María, toda lengua cante el himno de agradecimiento a vuestras bondades, todo corazón se abrase y se derrita en vuestro amor: a las alabanzas del cielo y de la tierra, al amor de los bienaventurados, uno mis alabanzas y mi amor, empezando así a hacer en esta vida lo que espero hacer en la eterna.

 

Amemos al Corazón de María.- Considera que después del Corazón amabilísimo de Jesús no hay en el cielo y en la tierra objeto más digno de amor que el Corazón de María. Basta para convencernos de ello decir que es el Corazón de la Madre de Dios y de la Madre de los hombres, nobilísimo por el primer título, amantísimo por el segundo, y por ambos dignísimo del amor de todos los corazones. Como Corazón de la Madre de Dios reúne en grado eminentísimo todas las cualidades, todos los atractivos, todos los títulos que pueden hacer amable a un corazón: la dignidad, la grandeza, el poder, la bondad, la belleza, la santidad.

Como Corazón de la madre de los hombres es la personificación o expresión sensible de la Misericordia y amor infinito de Dios a la desgraciada humanidad, todo ternura y compasión hacia nosotros, todo generosidad, sin retroceder, a trueque de contribuir a nuestra Redención ante el sacrificio de la vida misma de Su Hijo. Todo oídos para escuchar nuestras súplicas, todo interés para procurar la salvación eterna de nuestra alma. ¿Qué sería de nosotros si el Corazón de nuestra Madre no hubiese cooperado tan eficazmente a los designios amorosos del Señor, si Ella no hubiese interpuesto su poderoso valimiento en favor nuestro, si ella no hubiese detenido el brazo de Dios levantado para castigar nuestras rebeldías e ingratitudes?


Padre Ribera




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