Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

miércoles, 20 de febrero de 2019

MARÍA, NUESTRA MADRE...

Todo su espíritu, todo su corazón, toda su voluntad, todas las potencias y todos los afectos de su alma se dirigen a Dios para contemplarlo, adorarlo, alabarlo, amarlo, glorificarlo, para ofrecerse, darse, consagrarse enteramente a su Divina Majestad


“A Vos, más venerable que los Querubines e incomparablemente más gloriosa que los Serafines, y que sin conocer la corrupción disteis a luz al Verbo de Dios, os glorificamos nosotros como verdadera Madre de Dios”

(Oficio Divino del Rito
Bizantino – “Orthros”,
Tropario del Magnificat)

“María, más dulce que la miel, más fragante que las flores; María más preciosa que la rosa, más pura que el lirio; más esplendida que el firmamento, más brillante que las estrellas”

(Del Canto Gregoriano,
“Flos Vírginum”)

“Si María os sostiene, no caeréis; si María os protege, no temeréis; si María os conduce, no os fatigaréis; si María os es favorable, llegaréis hasta el puerto de salvación”

(San Bernardo de Claraval)




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