Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

miércoles, 13 de abril de 2016

¡OH MARÍA, PARAÍSO DE DIOS!

“Toda hermosa eres, ¡oh María!, y no hay mancha de pecado en Ti. Tú eres la gloria de Jerusalén; Tú eres la alegría de Israel; Tú el honor de nuestro pueblo” 
¡Oh María, toda Pura y Santa!, Paraíso de Dios, hija predilecta suya, elegida desde la eternidad para ser Madre del Unigénito del Padre, a quien Dios preservó de toda mancha de pecado y enriqueció de todas las gracias. ¡Oh María, qué grande eres y qué hermosa! “Toda hermosa eres, ¡oh María!, y no hay mancha de pecado en Ti. Tú eres la gloria de Jerusalén; Tú eres la alegría de Israel; Tú el honor de nuestro pueblo” (De la Liturgia)

El Altísimo te ha mirado siempre con complacencia y ha querido comunicarse a Ti de una manera especial. “El Señor es contigo, ¡oh María! Está contigo Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, Dios Trino y Uno. Dios Padre, de quien eres hija nobilísima; Dios Hijo, de quien eres Madre dignísima; Dios Espíritu Santo, de quien eres Esposa hermosísima. Verdaderamente Tú eres la Hija de la Suma Eternidad, la Madre de la Suma Verdad, la Esposa de la Suma Bondad, la esclava de la Trinidad Suma” (Conrado de Sajonia). De todos estos títulos Tú has escogido uno, el último, el más humilde, el más bajo: quieres ser la esclava del Señor.



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