¡Tu
bendito Rosario, ¡oh María!, sea para mí arma defensiva y escuela de virtud! (Virgen del Rosario de Málaga) |
La fiesta de hoy es una manifestación de reconocimiento
por las grandes victorias alcanzadas por el pueblo cristiano en virtud del
Rosario de María; y, al propio tiempo, es el testimonio más hermoso y
autorizado del valor de esta plegaria. La liturgia del día es un comentario y
una amplificación del Rosario; los tres himnos de Maitines y laudes recorren
sus diversos misterios, las lecciones cantan sus glorias, y las continuas
referencias a las Virgen que “brota entre flores, que está rodeada de rosas y
lirios de los valles”, son una alusión clara a las místicas coronas de rosas
que los devotos de María tejen a sus pies con la recitación del Rosario es
honrar a María, porque aquel no es más
que la meditación de la vida de la Virgen, acompañada de la devota repetición
del Ave María. Precisamente bajo este aspecto alaba la Iglesia esta práctica y
la recomienda con tanta insistencia a los fieles: “¡Oh Dios! –invoca en el Oremus del día-, concédenos que,
meditando estos misterios en el santo Rosario de la Bienaventurada Virgen
María, imitemos los ejemplos que contienen y consigamos los premios que
prometen”. El Rosario bien rezado es oración y enseñanza a la vez; sus
misterios nos dicen que en la vida de la Virgen todo es juzgado en relación con
Dios: sus alegrías y sus contentos proceden de lo que contenta con Dios,
mientras que sus dolores coinciden, por decirlo así, con los dolores mismos de
Dios, el cual, haciéndose hombre, ha querido sufrir por los pecados de la
humanidad. El gozo único de María es Jesús: ser su Madre, estrecharlo entre los
brazos, presentarlo a la adoración del mundo, contemplarlo en la gloria de la
Resurrección, unirse a Él en el cielo. El dolor único de María es la Pasión de
Jesús: verlo traicionado, azotado, coronado de espinas, crucificado por
nuestros pecado. Este es el primer fruto que deberíamos sacar del rezo del
Rosario: juzgar los sucesos de la vida en relación a Dios; gozarnos de lo que a
Él le agrada y de la que nos une a Él, sufrir por el pecado, que nos aleja de
Él y es causa de la Pasión y muerte de Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.