Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

miércoles, 20 de mayo de 2015

MARÍA Y LOS SANTOS


1) Ante Dios, los ruegos de los santos son ruegos de amigos, pero los ruegos de María son ruegos de Madre (San Alfonso).

2) Siempre tuve fe en María Auxiliadora y he visto suceder cosas admirables (San Juan Bosco).

3) Había trabajado mucho por convertir a un gran pecador y nada lograba. Entonces decidí encomendárselo totalmente a la Santísima Virgen y la gracia se obtuvo prontamente (Santa Gemma Galgani).

4) He recomendado muchas veces a la gente que repita frecuentemente esta oración: “Oh María, rogad a Jesús por mí” y los resultados obtenidos son maravillosos (San Alfonso Ligorio).

5) Si tú haces algo por la Virgen María, la Virgen María hará mucho por ti (Siervo de Dios Felipe Rinaldi).

6) Hay que predicar a todos, grandes y chicos, que son hijos de María santísima, que ella los quiere librar de los peligros del mundo y llevarlos a la gloria celestial, y que a los que la honran con sus oraciones y con el cumplimiento exacto de su deber, ella les concederá infinitas gracias y favores (San Juan Bosco).

7) Nunca he visto que un pecador haya rezado con fe y perseverancia a la Santísima Virgen y haya tenido mala muerte (San Alfonso).

8) Si yo no tuviera a la Madre de Dios, que me defiende a cada paso de los peligros del alma, ya habría caído en poder de Satanás (Santo Cura de Ars).

9) Hay una novena bienaventuranza. Dice así: Bienaventurados los devotos de la Santísima Virgen, porque tendrán sus nombres escritos en el libro de la Vida Eterna (San Buenaventura).

10) Cuando las tentaciones pongan en peligro tu salvación, y la tristeza te quite las fuerzas y los deseos de seguir trabajando por conseguir la santidad, acuérdate de María y llámala en tu ayuda; llámala insistentemente como el niño aterrorizado pide ayuda a su madre, y ella que es causa de nuestra alegría, correrá a ayudarte. Te desafío a que hagas la prueba. No te fallará ni una sola vez (San Bernardo).




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