1) Ante Dios, los ruegos de los santos son ruegos de
amigos, pero los ruegos de María son ruegos de Madre (San Alfonso).
2) Siempre tuve fe en María Auxiliadora y he visto
suceder cosas admirables (San Juan Bosco).
3) Había trabajado mucho por convertir a un gran pecador
y nada lograba. Entonces decidí encomendárselo totalmente a la Santísima Virgen
y la gracia se obtuvo prontamente (Santa Gemma Galgani).
4) He recomendado muchas veces a la gente que repita
frecuentemente esta oración: “Oh María, rogad a Jesús por mí” y los resultados
obtenidos son maravillosos (San Alfonso Ligorio).
5) Si tú haces algo por la Virgen María, la Virgen María
hará mucho por ti (Siervo de Dios Felipe Rinaldi).
6) Hay que predicar a todos, grandes y chicos, que son
hijos de María santísima, que ella los quiere librar de los peligros del mundo
y llevarlos a la gloria celestial, y que a los que la honran con sus oraciones
y con el cumplimiento exacto de su deber, ella les concederá infinitas gracias
y favores (San Juan Bosco).
7) Nunca he visto que un pecador haya rezado con fe y
perseverancia a la Santísima Virgen y haya tenido mala muerte (San Alfonso).
8) Si yo no tuviera a la Madre de Dios, que me defiende a
cada paso de los peligros del alma, ya habría caído en poder de Satanás (Santo
Cura de Ars).
9) Hay una novena bienaventuranza. Dice así:
Bienaventurados los devotos de la Santísima Virgen, porque tendrán sus nombres
escritos en el libro de la Vida Eterna (San Buenaventura).
10) Cuando las tentaciones pongan en peligro tu
salvación, y la tristeza te quite las fuerzas y los deseos de seguir trabajando
por conseguir la santidad, acuérdate de María y llámala en tu ayuda; llámala
insistentemente como el niño aterrorizado pide ayuda a su madre, y ella que es
causa de nuestra alegría, correrá a ayudarte. Te desafío a que hagas la prueba.
No te fallará ni una sola vez (San Bernardo).
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