La prudente Virgen no buscaba sabiduría, como Salomón; ni
riquezas, ni honores, ni poder, sino gracia. Verdaderamente, sólo por la gracia
nos salvamos. ¿Para qué deseamos nosotros, hermanos, otra cosa? Busquemos la
gracia, y busquémosla por María, porque Ella encuentra lo que busca y no puede
verse frustrada.
San Bernardo
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