"Reflexionad y tener siempre ante los ojos de la mente la gran humildad de la Madre de Dios y Madre nuestra" |
Cuanto más crezcan en vuestra alma las gracias los favores de Jesús, tanto más debéis
humillaros, recordando siempre la humildad de nuestra Madre celestial, la cual,
en el mismo instante en que llega a ser Madre del Dios, se reconoce sierva y
esclava del mismo Dios.
Reflexionad y tener siempre ante los ojos de la mente la
gran humildad de la Madre de Dios y
Madre nuestra. En la medida en que crecía en ella los dones del cielo, ahondaba
cada vez más en la humildad.
Hijo, tú no sabes qué produce la obediencia por un solo sí,
por hacer la voluntad de Dios, María llega a ser Madre del Altísimo,
confesándose se esclava, pero conservando la virginidad que tan grata era de
Dios y a Ella. Por aquel sí pronunciado por María Santísima, el mundo obtuvo la
salvación, y la humanidad fue redimida.
Hagamos también nosotros siempre la voluntad de Dios, y
digamos también siempre sí al Señor
No os entreguéis de tal manera a la actividad de Marta que
lleguéis a olvidar el silencio y la entrega de María. La Virgen, que tan bien
encarna a una y a otra, os sirva de suave modelo y os inspire.
Santo Padre Pío
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