Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

sábado, 8 de julio de 2017

PRODIGIOS DEL SANTO ESCAPULARIO DEL CARMEN

INDUCIDO POR LUCIFER, CAE EN SUS REDES Y ES CUBIERTO DE LEPRA, SANANDO MILAGROSAMENTE  POR LA VIRTUD DEL SANTO ESCAPULARIO

Mater et Decor Carmeli, ora pro nobis!
"En el año 1604 un religioso Carmelita descalzo, que yo bien conocí, de la provincia de nuestro P. San Elías (habla Fray Alonso de la Madre de Dios, M. S. 6.851, pág. 104), fue llevado a una tentación o seducido por el demonio, a causa de haber diferido o retardado la profesión; hallándose con el ánimo amargado y viéndose en la oportunidad de haber salido solo para ciertos negocios del convento: como se viese a solas y sin testigos en el campo, cayó en la tentación de despojarse del Santo Hábito y del Escapulario bendito de la Reina del Carmelo, para ponerse en traje de seglar. Pero, ¡oh misterios de la gracia y la bondad de Nuestro Señor!, cuando a él le parecía que nadie le veía, ni le podía ir a la mano, mirándole Dios con ojos compasivos y amorosos, como a Saulo y a Franco de Sena, en el instante mismo en que se despojaba del Santo Escapulario, cediendo a inspiraciones e insidias de Lucifer, en aquel mismo instante le cubrió de lepra repugnante, a fin de que, entrando dentro de sí mismo, comprendiese su yerro y se volviera arrepentido a Dios y a su Santísima Madre, para impetrar su gracia y volver de nuevo al redil de la Divina Pastora de las almas.

"Vuelto en sí, lloró amargamente su culpa e hizo asperísima penitencia en la soledad de unas abruptas y escarpadas montañas; la cual mostró haber sido aceptada a los ojos del Señor, pues volviéndose a poner nuevamente el Escapulario le devolvió íntegramente la salud, a fin de que al regresar de nuevo al convento en el tiempo señalado, le encontrasen sano y apto para desempeñar todos los oficios conventuales. No obstante, en la cara y en las manos se podían advertir las señales que le dejara la lepra para recuerdo y escarmiento. Solamente su confesor y el fueron conocedores de este prodigio de la misericordia del Señor; sabiéndolo también por haber intervenido en la dirección de esta alma santa, el P. Procurador General y el P. Alonso de la Madre de Dios, que nos lo dejara en sus escritos y que fuera testigo de su vida fervorosa y santa."

 Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen,
por el P. Fr. Juan Fernández Martín, O.C.



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