Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

jueves, 2 de julio de 2020

2 DE JULIO, VISITACIÓN DE NUESTRA MADRE A SU PRIMA SANTA ISABEL


HOMILÍA DE SAN AMBROSIO, OBISPO

Consideremos que el superior se dirige al inferior para serle útil: María a Isabel; Jesucristo a Juan. De un modo semejante, el Señor acudirá más tarde al bautismo de Juan para santificar este bautismo. Consideremos también que los beneficios de la venida de María y de la divina presencia no tardan en manifestarse. Procuremos discernir todas estas cosas y aquilatar el significado propio de cada palabra. Isabel, conforme al orden de la naturaleza, fue la primera en oír la voz; mas Juan, conforme a la economía del misterio, fue el primero en recibir la gracia. Isabel sintió la proximidad de María; Juan, la del Señor. Isabel y María hablan de la gracia; sus respectivos hijos la producen en el interior de ambas; efecto de una piedad filial que se anuncia por los beneficios que ambos procuran a sus madres; un doble misterio hace que las dos profeticen bajo la inspiración de sus respectivos hijos. Juan se sintió lleno de gozo; Isabel, del Espíritu Santo; esta plenitud no fue otorgada primeramente a la madre, sino al hijo para que inmediatamente se la comunicara a ella.

“¿De dónde me viene que la madre de mi Señor se digne visitarme?” Lo cual significa: ¡Qué bien tan grande es para mí la visita de la Madre de mi Señor! Yo veo el milagro y me explico el misterio: la que aquí es llamada Madre del Señor ha concebido al Verbo, está llena de la divinidad. “María permaneció tres meses con Isabel, después de los cuales regresó a su casa”. Con muy buen acuerdo el Evangelista nos presenta a la Virgen Santísima cumpliendo un deber de caridad, y fijando la duración de su permanencia conforme a un número consagrado. En efecto, ella no permaneció durante este tiempo cerca de Isabel con el único objeto de gozar de su intimidad: hízolo además en provecho de aquel gran Profeta; porque si ya en el primer momento se produjo un efecto tan maravilloso de la gracia, a saber, al saltar Juan de gozo en el seno de su madre y el quedar ésta llena del Espíritu Santo, ¡cuántas nuevas gracias les obtendría la presencia de María durante todo el tiempo de su visita! Así fue como recibió el Precursor la unción del Espíritu Santo, y se ejercitó desde el seno materno como un atleta esforzado. Así fue como se preparó su vigor para los más rudos combates.

Del Oficio de Maitines,
del “Breviario Romano”
(Gubianas-1940)



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