Como Hijo y Madre sólo son
uno, al no tener más que un espíritu, un corazón y una voluntad, también
tienen, en cierta manera, una sola predestinación. Porque no hallándose Jesús
en los designios eternos de Dios sino como Hijo de María, y María no teniendo
en ellos otro lugar sino como Madre de Jesús, se puede decir que no tienen más
que una misma predestinación.
De ahí viene que la Iglesia y
los Santos Doctores apliquen a la Madre del Salvador las mismas palabras que el
Espíritu Santo ha empleado para expresarnos la elección y la predestinación
eterna de su Hijo: “El Señor me tuvo consigo al principio de sus obras. Desde
la eternidad tengo yo el principado de todas las cosas” (Pr. 8, 22-23)
San Juan Eudes
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.