Desde que amanece el día, bendíceme.
En lo rudo del trabajo, ayúdame.
Si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme.
En las dudas e inquietudes, guíame.
Cuando me desprecien u olviden, ámame.
En las tentaciones y peligros, defiéndeme.
En las ansiedades del alma, piensa en mí.
Si desfallezco, sálvame... y llévame en tus brazos a gozar contigo de Jesús en el Cielo...
AMÉN
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