sábado, 30 de junio de 2018

LOS NIÑOS SIEMPRE TIENEN EL NOMBRE DE SU MADRE EN SUS LABIOS

¡Oh, qué feliz esperanza!; ¡oh, qué refugio! Tú, Madre de Dios, eres mi Madre

¡Oh Madre mía dulcísima! Tú me llamas y me dices “Si alguno es pequeño venga a mí” Los niños tienen siempre en sus labios el nombre de la madre y siempre, en cualquier peligro, en cualquier susto, en cualquier dificultad, la llaman inmediatamente. ¡Oh Madre dulcísima, oh Madre amorosísima! Esto es lo que Tú deseas: que, como niño pequeño, siempre te llame, siempre te invoque y te diga: ¡Madre mía, Madre mía amabilísima! Este nombre me consuela completamente, me llena de ternura y me recuerda la obligación que tengo de amarte. Este nombre me anima a confiar en Ti. Después de Dios Tú eres mi esperanza, mi refugio y mi amor en este valle de lágrimas. ¡Oh dulce Señora y Madre mía! Tú, que con el amor que te abrasa hacia tus hijos robas sus corazones, roba mi pobre corazón, que tanto desea amarte.

San Alfonso



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.