Fuentes de gracias son todas
las fiestas que se celebran en la Iglesia; especialmente las de Nuestro Señor y
su bendita Madre. Pero como el corazón es la sede del amor y de la caridad, y
como la caridad es la reina de las demás virtudes y la fuente de todas las
gracias, la fiesta del Purísimo Corazón de la Madre admirable es como el
corazón y la reina de todas las otras.
Día de
la fiesta
El Sacratísimo
Corazón de la Bienaventurada Virgen, objeto de la fiesta.
Excelencia del Corazón de María.- Consideremos con atención cuál es
el objeto de esta fiesta: es el Corazón Sagrado de la Reina del cielo y de la
tierra; es el Corazón de la Suprema Emperatriz del universo; es el Corazón de
la Hija predilecta y muy amada del Padre; es el Corazón de la Madre de Dios; es
el Corazón de la Esposa del Espíritu Santo; es el Corazón de la bondadosísima
Madre de todos los fieles; es el Corazón más digno, más noble, más elevado,
más generoso, más excelente, más caritativo, más amado, más amable y más amado
de todos los corazones de las meras criaturas. Es un Corazón del todo abrasado
de amor a Dios y totalmente inflamado de caridad para con nosotros; merecería
tantas fiestas como actos de amor hizo a Dios y actos de caridad hacia
nosotros. Unid a Él, el Corazón de Jesús que no forma sino un solo corazón con
el de su queridísima Madre, por unidad de espíritu, de afecto y de voluntad.
Unidle también todos los corazones de todos los Ángeles y de todos los Santos
que no forman entre sí y con el de su Padre y el de su Madre, sino un solo Corazón.
He aquí el objeto de esta
fiesta: muy grande, muy admirable, y digno de veneración y de alabanzas
infinitas.
Concebid, pues, un gran deseo
de celebrarla con toda la devoción que os sea posible.
El Corazón de María se nos ha sido dado.- Considerad que esta
fiesta es un día de gozo extraordinario para nosotros, porque el Corazón de
nuestra divina Madre nos pertenece por cuatro títulos:
1° porque el eterno Padre nos lo ha dado.
2° porque el Hijo de Dios nos lo ha dado.
3° porque el Espíritu Santo nos lo ha dado.
4º porque también Ella nos lo ha dado.
Y como el Corazón de Jesús, y
todos los Corazones de los Ángeles y de los Santos no forman con ese Corazón
que es nuestro, sino uno solo, todos esos Corazones también nos pertenecen.
¡Oh, el tesoro!, ¡oh la dicha
y el bien nuestro! ¡Oh, cuán ricos somos! ¡Oh, qué gozosos y agradecidos
debemos estar!
¡Oh, queridísimo Jesús mío!,
¿qué os daré por tantos favores como recibo sin cesar de vuestra infinita
bondad y de la caridad incomparable de vuestra Santísima Madre? Os ofrezco mi
corazón, que os pertenece por mil títulos. Pero... ¿qué es ofreceros el
corazón de un pobre pecador? Os ofrezco el corazón de todos vuestros Ángeles y
de todos vuestros Santos. Pero esto es poco todavía, comparado con el tesoro
inmenso que me disteis al darme el Corazón de vuestra Santísima Madre.
Os ofrezco ese Corazón que os
agrada más Él solo, que todos los corazones del universo. Pero esto no basta
aún para cumplir, yo, íntegramente todas mis obligaciones. Os ofrezco vuestro
Corazón adorable, todo abrasado de amor inmenso e infinito hacia Vos y hacia
vuestro Padre divino.
¡Oh, Reina de mi corazón, os
ofrezco también a Vos, ese Corazón de vuestro Hijo, infinitamente amoroso, en
acción de gracias por el tesoro inestimable que me disteis al darme vuestro
maternal Corazón!