Dios te salve, María, llena de
gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y
perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde
el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así
nos viene la vida por Ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser
Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su Sangre.
A la definición dogmática de la
Inmaculada Concepción. Pinchar AQUÍ
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