sábado, 20 de octubre de 2018

A TI MADRE DEL ROSARIO

¡Madre mía! ¡Madre querida! ¡Madre bella!... ¡Madre dulcísima, ayúdame! ¡Madre y Reina del Santo Rosario!

¡Ay!... el oír que tantos han sido colmados de favores sólo porque a Ti acudieron con fe, me infunde nuevo aliento y valor para llamarte en mi socorro. Tú prometiste a Santo Domingo que el que deseara gracias las obtendría con tu Rosario; y yo con el Rosario en la mano, te llamo, ¡oh Madre!, al cumplimiento de tus maternales promesas. Aún más: Tú misma, ¡oh Madre!, has obrado continuos prodigios para excitar a tus hijos. Tú, pues, quieres enjugar nuestras lágrimas y aliviar nuestros afanes; y yo con el corazón en los labios, con fe viva te llamo e invoco: ¡Madre mía! ¡Madre querida! ¡Madre bella!... ¡Madre dulcísima, ayúdame! ¡Madre y Reina del Santo Rosario!, no tardes más en tender hacía mí tu poderosa mano y salvarme; porque la tardanza, como ves, me llevaría a la ruina, mientras de todo corazón te saludo e invoco por mi Soberana y por Reina del Santísimo Rosario… Salve Regína, Mater misericodiae...



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.