sábado, 22 de septiembre de 2018

¡OH TALLO GLORIOSO!

No me sorprende que llegues a tanta altura, porque sé que estás profundamente enraizada en la humildad

¡Oh Virgen, tallo glorioso! ¿Hasta qué sublime altura levantas tu corola? Hasta Aquél que está sentado en el Trono, hasta el Señor de la Majestad. No me sorprende que llegues a tanta altura, porque sé que estás profundamente enraizada en la humildad. Dios te salve, María, llena de gracia. Verdaderamente llena de gracia, porque agradas a Dios, a los Ángeles, a los hombres; a los hombres por tu maternidad, a los Ángeles por tu Virginidad, a Dios por tu humildad. Precisamente con tu humildad atraes la mirada  del Señor, de Aquél que se inclina sobre los humildes, mientras mira desde lejos a los soberbios. Los ojos de Satanás se fijan en todo lo que es alto y soberbio, pero los ojos de Dios se fijan en todo lo que es bajo y humilde.

San Bernardo




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.