¡Oh Virgen Dolorosa!, por el
dolor que tuviste cuando por la calle de la Amargura acompañaste a tu Hijo
hasta el Calvario, haz que yo también le acompañe, llevando la cruz que su
providencia me ha dado, con humilde paciencia y digna constancia, sufriendo
bien todas las molestias que vengan de mis prójimos... Salve Regína, Mater misericodiae...
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