¡Oh Señor Dios Omnipotente!, os ruego por la Sangre
Preciosa que manó del costado de vuestro Divino Hijo Jesús, en presencia y con
extremo dolor de su Santísima Madre, que libréis a las almas del Purgatorio y,
particularmente, entre todas, a la que haya sido más devota de esta gran
Señora, para que pronto vaya a vuestra gloria a alabaros en ella, y a ella en
Vos, por todos los siglos de los siglos. Así sea.
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