¡Oh María! Se os llama nuestra
Abogada, nuestra Mediadora, y nuestra Reina, porque Dios ha resuelto que por
vuestra mano se nos concedan todas sus gracias. A Vos recurrimos, ¿podréis
rechazarnos? ¡Ah! no; porque Vos no habéis negado nunca vuestra asistencia a
quien os ha expuesto sus necesidades con toda la sinceridad de su corazón.
Llenos de esta confianza, esperamos que nos socorráis en este mundo, para que
podamos llegar al dichoso término de nuestra peregrinación. Amén.
Canciller Jean de Charlier Gerson
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