Las figuras.- Todas las mujeres célebres del Antiguo Testamento
figuran a María. Eva, madre de la humanidad, pero para su perdición. María será
la verdadera Madre para salvación nuestra. Abigail, que con su hermosura
encanta y enamora a David, es María enamorando al mismo Dios. Jael, que
traspasa con un clavo la cabeza de Sisara enemigo del pueblo de Dios, es la
Santísima Virgen aplastando la cabeza del demonio. Judit, matando a Holofernes
y librando a su pueblo del tirano, imagen es de María por la que todos nos
libramos de Satanás. Ester ante el trono del rey intercediendo por su pueblo,
significa a la Santísima Virgen, que sin cesar pide e intercede por nosotros
ante el Trono de Dios. Y así sucesivamente podríamos recorrer todas las figuras
grandes del Antiguo Testamento y en todas veríamos a María.
Abísmate ante el amor de Dios a María. Mírale tan enamorado de Ella que se complace en hablar incesantemente de Ella en profecías, símbolos y figuras. Parece que es el pensamiento dominante, la obsesión de Dios. ¿Y tú eres así con tu Madre? ¿Estás así de enamorado y encantado de Ella? ¿Es Ella el pensamiento central de tu entendimiento? ¿Piensas en Ella, hablas de Ella? ¿La ves en todas partes? ¿Te unes a Ella? ¿Vives en Ella y de Ella? ¿Sabes hacer algo sin Ella? Reflexiona, examina y saca la debida consecuencia de amar así con locura a tu Madre querida.
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