Consolátrix afflictórum, ora pro nobis! |
¿Quién, ¡oh Virgen Santa!,
recurrió a valerse de vuestro patrocinio, con el cual podéis aliviar a todo
miserable y salvar a todo pecador, y le abandonasteis? No, nunca sucedió ni
sucederá que habiendo alguno acudido a Vos, le hayáis faltado.
“Las Glorias de
María”,
San Alfonso María de
Ligorio
Dios quiere establecer en el
mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quién la abrace, le prometo la
salvación; serán queridas de Dios estas almas, como flores puestas por mí para
adornar su Trono.
Palabras de la
Santísima Virgen
a los pastorcitos de
Fátima,
13 de junio de 1917
Si María te sustenta, no
caerás; si Ella te protege, nada tendrás que temer; si Ella te conduce, no te
cansarás; si Ella te es favorable, alcanzarás el fin.
San Bernardo de
Claraval
Consolar no sólo es enjugar el
llanto del que llora; es mucho más que eso: es dar decisión. La Santísima
Virgen es la que consuela a los afligidos. El hombre afligido con facilidad se
agobia exageradamente, pierde el valor y se rinde. María lo consuela
diciéndole: “Hijo mío, ánimo. Que yo te daré fuerzas para seguir luchando”
Plinio Corrêa de Oliveira
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