sábado, 28 de marzo de 2020

LA ESPERANZA EN NUESTRA MADRE

Consolátrix afflictórum, ora pro nobis!

¿Quién, ¡oh Virgen Santa!, recurrió a valerse de vuestro patrocinio, con el cual podéis aliviar a todo miserable y salvar a todo pecador, y le abandonasteis? No, nunca sucedió ni sucederá que habiendo alguno acudido a Vos, le hayáis faltado.

“Las Glorias de María”,
San Alfonso María de Ligorio

Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quién la abrace, le prometo la salvación; serán queridas de Dios estas almas, como flores puestas por mí para adornar su Trono.

Palabras de la Santísima Virgen
a los pastorcitos de Fátima,
13 de junio de 1917

Si María te sustenta, no caerás; si Ella te protege, nada tendrás que temer; si Ella te conduce, no te cansarás; si Ella te es favorable, alcanzarás el fin.

San Bernardo de Claraval

Consolar no sólo es enjugar el llanto del que llora; es mucho más que eso: es dar decisión. La Santísima Virgen es la que consuela a los afligidos. El hombre afligido con facilidad se agobia exageradamente, pierde el valor y se rinde. María lo consuela diciéndole: “Hijo mío, ánimo. Que yo te daré fuerzas para seguir luchando”

Plinio Corrêa de Oliveira



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