Son tantos los motivos que
tenemos para amar a esta nuestra amorosa Reina, que si en toda la tierra se
alabase a María, si en todas las predicaciones sólo se hablase de María, y
todos los hombres dieran la vida por María, todo esto sería poco en comparación
a la gratitud que le debemos por el amor tan excesivamente tierno que Ella
tiene para todos los hombres, aunque sean los más miserables pecadores, si
conservan para con Ella algún afecto y devoción.
San Alfonso María de
Ligorio,
“Las Glorias de
María”
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