lunes, 15 de abril de 2019

LA MADRE DE DIOS

Tengamos una tierna confianza en María, nuestra Madre del Cielo. Roguémosle cada día, especialmente en las tentaciones y peligros, y seremos siempre socorridos por Ella


María es la Madre de Dios y la Corredentora de los hombres. Es verdadera Madre de Dios, porque dio a Jesús lo que toda mujer da a su hijo para merecer ser llamada su madre; esto es, el cuerpo y la sangre. María es, pues, Madre de Dios.

Es también Corredentora, porque compartió los sufrimientos de Jesús, uniendo sus dolores a la Pasión del Salvador.

Ello le valió diversos y señalados privilegios, a saber: La Inmaculada Concepción, o sea la preservación del pecado original en previsión de los méritos de Jesucristo. La Virginidad perpetua antes y después del nacimiento del Redentor. (Los hermanos de Jesús, de que se habla en el Evangelio, no eran sino sus primos, quienes se llamaban “hermanos” por costumbre judía)

Su gloriosa Asunción, afirmada por la práctica de la Iglesia, la cual instituyó la fiesta de este nombre.

En fin, María es la Medianera Universal, según creen los Teólogos, los Padres y numerosos Pontífices, como León XIII, San Pío X y Benedicto XV. Esto significa que no se nos concede ninguna gracia sin la intercesión de María.



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