¡Oh Virgen Dolorosa!, por el
dolor que tuviste cuando viste a Jesús clavado en la Cruz, concédeme que yo me
aproveche de los frutos de su Pasión, que sea un cristiano verdadero,
crucificado con Cristo, y que considere como una honra el padecer y sufrir algo
por ser cristiano y practicar las virtudes cristianas.
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