martes, 12 de septiembre de 2017

NOMBRE DE ESPERANZA

“Que el nombre de María fue sacado desde la eternidad de los tesoros mismos de la Divinidad, cuando en el Cielo fue decretada la Redención mediante la Encarnación del Verbo”

Deduce de aquí cómo debemos de respetar y venerar este Santísimo Nombre y cómo después del nombre de Jesús no hay otro ni más santo, ni más dulce, ni más útil, para nosotros, que el nombre de María. Si el nombre de Jesús es santificador, también santifica el nombre de María si sabemos pronunciarlo con todo el respeto y amor que se merece. He aquí por qué después del nombre de Dios y el de Jesús, es el más popular de todos. Las madres lo enseñan a sus hijos, los enfermos y atribulados así la llaman, los moribundos, de este modo la invocan.


¡Cuántas iglesias! ¡Cuántas ermitas en todo el mundo levantadas en honor del nombre de María! ¡Cuántos pecadores solo con esta invocación se han convertido! ¡Cuántos milagros efectuados con la invocación del nombre de María! No hay nada más dulce a las almas santas, ni más provechoso a las pecadoras, que juntar esos dos nombres benditos de Jesús y María y pronunciarlos e invocarlos muy a menudo para acostumbrase a sacar de ellos la inmensa utilidad que su frecuente repetición lleva a las almas. ¿Lo haces así tú? ¿Te has preocupado de estudiar la importancia y la grandeza divina de este Santísimo nombre? ¿Lo dices muchas veces con verdadero fervor, especialmente en las tentaciones, dificultades, contrariedades y penas de la vida? ¿Lo tienes sobre todo bien grabado en el fondo de tu corazón?



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