lunes, 29 de mayo de 2017

MES DE MAYO, MES DE MARÍA (con el Santo Padre Benedicto XVI)

El Corazón Inmaculado de María, Refugio y Escuela

“Y oí una gran voz desde el Trono que decía: He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el Dios-con-ellos será su Dios. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto, ni dolor, porque lo primero ha desaparecido. Y dijo el que está sentado en el Trono: Mira, hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21, 3-5a)

Vela, ¡oh María!, por las familias y por el mundo del trabajo; vela por cuantos han perdido la fe y la esperanza; consuela a los enfermos, a los presos y a todos los que sufren; sostén, ¡oh Auxilio de los cristianos!, a los jóvenes, a los ancianos a las personas que pasan dificultades. Vela, ¡oh Madre de la Iglesia!, por los pastores y por toda la comunidad de los creyentes, para que sean “sal y luz” en medio de la sociedad.

La Virgen María, más que cualquier otra criatura, contempló a Dios en el rostro humano de Jesús. Lo vio recién nacido, envuelto en pañales y recostado en un pesebre; lo vio cuando acababa de morir, cuando lo bajaron de la Cruz, lo envolvieron en una sábana y lo llevaron al sepulcro. La imagen de su Hijo torturado quedó grabada en su alma; pero esta imagen se vio transfigurada después por la luz de la Resurrección. Así, en el Corazón de María se custodia el misterio del rostro de Cristo, misterio de muerte y de gloria. Siempre podemos aprender de ella a mirar a Jesús con una mirada de amor y de fe, a reconocer en ese rostro humano el Rostro de Dios.

De las palabras de SS Benedicto XVI en el rezo del Ángelus,
el día 2 de mayo de 2010

Propuesta de una flor a la Virgen: Repite a lo largo del día esta jaculatoria: “Madre de Cristo Sacerdote, cuida de los sacerdotes”




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