lunes, 22 de mayo de 2017

MES DE MAYO, MES DE MARÍA (con el Santo Padre Benedicto XVI)

La Virgen María, Refugio de los pecadores

“En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” (S. Mt. 11, 25a. 28)

Cada día, la oración del Ángelus nos ofrece la posibilidad de meditar unos instantes, en medio de nuestras actividades, en el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. A mediodía, cuando las primeras horas de día comienzan a hacer sentir el peso de la fatiga, nuestra disponibilidad y generosidad se renuevan gracias a la contemplación del “sí” limpio y sin reservas se enraíza en el misterio de la libertad de María, libertad plena y total ante Dios, sin ninguna complicidad con el pecado, gracias al privilegio de su Inmaculada Concepción.

Este privilegio concedido a María, que la distingue de nuestra condición común, no la aleja, más bien al contrario la acerca a nosotros. Mientras que el pecado divide, nos separa unos de otros, la pureza de María la hace infinitamente cercana a nuestros corazones, atenta a cada uno de nosotros y deseosa de nuestro verdadero bien. Estáis viendo, cómo en todos los santuarios marianos, que multitudes inmensas llegan a los pies de María para confiarle lo que cada uno tiene de más íntimo, lo que lleva especialmente en su corazón. Lo que, por miramiento o por pudor, muchos no se atreven a veces a confiar ni siquiera a los que tienen más cerca, lo confían a Aquella que es toda Pura, a su Corazón Inmaculado: con sencillez, sin fingimiento, con verdad. Ante María, precisamente por su pureza, el hombre no vacila a mostrarse en su fragilidad, a plantear sus preguntas y sus dudas, a formular sus esperanzas y sus deseos más secretos. El amor maternal de la Virgen María desarma cualquier orgullo; hace al hombre capaz de verse tal como es y le inspira el deseo de convertirse para dar gloria a Dios.

De las palabras de SS Benedicto XVI en el rezo del Ángelus,
el día 14 de septiembre de 2008

Propuesta de una flor a la Virgen: Confía a la Virgen las situaciones dolorosas que puedan estar viviendo personas que conoces y pide para que acreciente la sabiduría y el celo pastoral en los sacerdotes


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