¡Oh Virgen Dolorosa!, concédeme que así como Tú, por tus
dolores, recibes gran gloria en el cielo y triunfas allí como Reina gloriosa de
los mártires, así yo también, después de una vida mortificada con Cristo,
merezca vivir eternamente en la gloria, dichoso con Cristo. Concédeme, ¡oh
Reina de los mártires!, vivir en la Cruz con paciencia, morir en la Cruz con
esperanza y reinar por la Cruz con gloria. Así sea.
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