miércoles, 11 de mayo de 2016

MES DE MAYO, MES DE MARÍA

El “sí” de María implica a la vez la maternidad y la virginidad, y desea que todo en ella sea para gloria de Dios, y que el Hijo que nacerá de ella sea totalmente don de gracia

Por eso es tan importante aquella única pregunta que María, “turbada grandemente”, dirige al ángel: “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?” (Lc. 1, 34). En su sencillez, María es muy sabia: no duda del poder de Dios, pero quiere entender su voluntad, para adecuarse completamente a esa voluntad. María es superada infinitamente por el Misterio, y sin embargo ocupa perfectamente el lugar que le ha sido asignado en su centro. Su Corazón su mente son plenamente humildes, y, precisamente por su singular humildad, Dios espera el “sí” de esa joven para realizar su designio. Respeta su dignidad y su libertad. El “sí” de María implica a la vez la maternidad y la virginidad, y desea que todo en ella sea para gloria de Dios, y que el Hijo que nacerá de ella sea totalmente don de gracia.

Queridos amigos, la virginidad de María es única e irrepetible; pero su significado espiritual atañe a todo cristiano. En definitiva, está vinculado a la fe: de hecho, quien confía profundamente en el amor de Dios, acoge en sí a Jesús, su vida divina, por la acción del Espíritu Santo.

De las palabras de Benedicto XVI en el rezo del Ángelus,
el día 18 de diciembre de 2011

Propuesta de una flor a la Virgen: Visita al Señor en el Sagrario, y dale gracias por la fidelidad y la perseverancia de tantos sacerdotes.




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