martes, 8 de abril de 2014

EL SANTO PADRE PÍO Y LA SANTÍSIMA VIRGEN


“Sólo siento no poseer medios suficientes para mostrarme agradecido a nuestra hermosa Virgen María, por cuya intercesión no dudo en absoluto haber recibido mucha fuerza de parte del Señor para soportar con verdadera resignación tantos padecimientos a los que me he visto sometido día tras día”

“Loado sea Dios, que ha puesto la fuente de mi salud, el éxito de la victoria, en manos de nuestra Madre celestial. Protegido y guiado por tan tierna Madre, seguiré combatiendo hasta que Dios quiera, seguro y lleno de confianza en que, con esta Madre, jamás sucumbiré. ¡Cuántas veces le he confiado a esta Madre las penosas ansiedades de mi corazón agitado! ¡Y cuántas veces me ha consolado!... En las mayores aflicciones me parece tener una Madre muy piadosa en el cielo”

“Te dejo este legado: El Crucifijo, la Eucaristía, el Corazón Inmaculado de María y las almas que hay que salvar. Querría tener una voz fuerte para invitar a los pecadores de todo el  mundo a querer a la Madonna”

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