viernes, 14 de marzo de 2014

A TI MADRE DE LOS DOLORES...

Para que no arda en los eternos fuegos, defiéndeme Tú, ¡oh Virgen!, con tus ruegos, en el día del juicio
¡Oh Virgen!, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la Cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, ¡oh Madre mía!, al pie de la Cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la Sangre Preciosísima de Nuestro Redentor. Te pido, por tus Dolores, que oigas mi oración y la presentes a tu Divino Hijo... 

Así sea

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