sábado, 17 de agosto de 2013

¡OH VIRGEN INMACULADA!

¡Oh María, asunta al cielo! Te suplico purifiques mis  sentidos, para que aprenda a gustar de Dios desde aquí abajo
¡Oh Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de los hombres!

Nosotros creemos con todo el fervor de nuestra fe, en tu Asunción triunfal en cuerpo y alma al cielo, donde eres aclamada Reina de todos los coros angélicos y de todos los ejércitos de los santos; nos unimos a ellos para alcanzar y bendecir al Señor, que te ha ensalzado sobre todas las demás puras criaturas, y para ofrecerte las aspiraciones de nuestra devoción y de nuestro amor.

Sabemos que tu mirada, que maternalmente acariciaba la humanidad abatida y doliente de Jesús en la tierra, se sacia en el cielo con la vista de la humanidad gloriosa de la Sabiduría increada, y que la alegría de tu espíritu al contemplar cara a cara a la adorable Trinidad, hace a tu corazón estremecerse de beatificante ternura; y nosotros, pobres pecadores, nosotros a quienes el cuerpo corta el velo del alma, te suplicamos que purifiques nuestros sentidos, para que aprendamos desde aquí abajo, a gustar a Dios, a Dios sólo, en el encanto de las criaturas


Venerable Pío XII

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