Regína Sanctorum ómnium, ora pro nobis! |
Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas
con los escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a María. Si te
agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira a la
estrella, llama a María. Si la ira, la avaricia o la impureza impelen
violentamente la nave de tu alma, mira a María. Si turbado con la memoria de
tus pecados, confuso ante la fealdad de tu conciencia, temeroso ante la idea
del juicio, comienzas a hundirte en la sima sin fondo de la tristeza o en el
abismo de la desesperación, piensa en María.
En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en
María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu
corazón; y para conseguir su ayuda intercesora no te apartes tú de los ejemplos
de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no
te perderás si en ella piensas.
Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada
tendrás que temer; no te fatigarás sí es tu guía; llegarás felizmente al puerto
si Ella te ampara
San Bernardo
En todas nuestras penas, sean del alma, sean del cuerpo,
después de Dios, hemos de concebir una gran confianza en la Virgen María.
Santo Cura de Ars
María es el tesoro de Dios y la tesorera de todas las
misericordias que nos quiere dispensar
San Alfonso Mª Ligorio
Honra, reverencia y respeta con especial amor a la Sagrada y Gloriosa Virgen
María, porque es Madre de nuestro Padre Soberano y, por consiguiente, nuestra
gran Madre. Recurramos, pues, a ella, y como hijuelos suyos echémonos en su
regazo en todo tiempo y ocurrencia, con firmísima confianza; invoquemos a esta
Dulce Madre, imploremos su amor maternal, procuremos imitar sus virtudes y
tengamos un afecto verdaderamente filial con esta Señora
San Francisco de Sales
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