Nuestra Señora de la Paz, Patrona de Ronda |
En la localidad de Ronda, enclavada en un maravilloso paraje
natural que se abre a profundos cortados y a la que se accede a la altura de
San Pedro de Alcántara en la
N-340 , tomando el desvío a la C-339 , se alza el Santuario
en el que venera la hoy mundialmente famosa imagen de Nuestra Señora de la Paz.
Su culto se pierde en la nebulosa de la historia, pero la
advocación a la devoción son anteriores incluso a la reconquista del territorio
a los árabes, que se produce en mayo de 1485. Precisamente el 23 de este mismo
mes se crea la parroquia de Santa María la Mayor de la Encarnación , y
dependiente de ella queda la iglesia de San Juan Evangelista o de Letrán, en la
que se veneraba una imagen de Santa María por la población mozárabe. Los
rondeños afirman que fue el propio Rey Fernando el Católico el que regaló la
imagen, que se comenzó a venerar bajo la misma advocación que la antigua.
Poco después el estado de la iglesia hacía desaconsejable
continuar el culto de la venerada imagen e incluso emprender obras de
restauración, y se funda en al año 1540 la iglesia de la
Vera Cruz y Sangre de Cristo, donde la
imagen de la Virgen
de la Paz pasa a
ocupar un lugar preferente en el altar mayor. Aproximadamente de estos años
data la Real y
Pontificia Hermandad de Nuestra Señora de la Paz , la cual desempeñó un papel fundamental en la
extensión del culto y su cuidado. La devoción de Nuestra Señora durante todo el
siglo XVII llega a tal punto que la iglesia queda pequeña para albergar la
enorme cantidad de exvotos que se reciben como agradecimiento a los favores
concedidos por la Virgen.
Desde todos los puntos del mundo llegan nuevas prendas y a
principios del siglo XVIII se inicia la construcción de la iglesia que ha
llagado hasta hoy, que se consagra ya a la advocación de la imagen que
albergaba: Nuestra Señora de la
Paz.
El templo es de una sola nave, amplia, con bóveda de cañón.
Dos capillas laterales se abren en los flancos, una consagrada al Señor de la Escala o Ecce Homo, la otra
al beato fray Diego José de Cádiz, cuyos restos, al ser exhumados para
regularizar el proceso de beatificación, aún exudaban sangre fresca, tal y como
certificó el propio médico de la ciudad de Ronda.
Por desgracia, a finales del siglo XIX la iglesia se hallaba
en un avanzado estado de abandono, por lo cual el Obispo Marcelino Spínola,
delegado del Vaticano, solicitó la fundación de un convento y colegio por parte
de la Orden de las Esclavas , como así se
hizo en 1893.
El culto de Nuestra Señora de la Paz y el propio Santuario
quedaron bajo los auspicios de las Esclavas, lo cual redundó en un nuevo
impulso. Por entonces se envía a un sacristán a Sevilla para que sea testigo de
las ceremonias y honores de que es objeto la Macarena. Gracia
a esa visita nace la tradición del besamanos con el que es honrada la Virgen de la Paz el día de su fiesta
principal. El 24 de enero, y el segundo domingo de mayo.
La imagen que se venera hoy en día, según se transmite por
la tradición oral dentro de Ronda, es una talla del siglo XIV, hecha de madera
de cedro, sin duda cortado en la propia serranía de Ronda. Sus ojos son
cascarones de huevos de codorniz policromados. Está vestida con una rica túnica
y un manto. La túnica contiene un relicario con restos de San Onofre. El
cabello es natural.
Salvada de los destrozos que la Guerra Civil causó en el
Santuario, la imagen fue coronada canónicamente el 15 de mayo de 1947, a la vez que Ronda
reconocía oficialmente su patronazgo.
Hoy en día es posible contemplar en todo su resplandor el
Santuario y la talla gracias a la dedicación de todo el pueblo rondeño, que aún
sigue volcándose con devoción en su Patrona.
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