Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

miércoles, 13 de junio de 2018

ORACIÓN POR LOS MÉRITOS DE JESÚS

Poco puede honrarte un esclavo tan ruin y rebelde que tanto ha ofendido a mi Dios y Redentor. Pero si me aceptas, aunque sin merecerlo, y con tu intercesión me haces digno, tu misma misericordia me hará santo y te daré el honor que yo solo no puedo. ¡Acéptame y no me rechaces, Madre mía!


¡María, Madre de Dios y mi esperanza! Mira a tus pies a un pobre pecador que implora tu clemencia. Tú eres llamada por toda la Iglesia, y por todos los fieles proclamada, el refugio de los pecadores. Tú eres mi refugio y Tú me has de salvar.

Bien sabes cuánto desea tu Hijo salvarnos. Sabes lo que sufrió por salvarme. Te presento, Madre mía, los sufrimientos de Jesús; el frío de la gruta y la huida a Egipto; las fatigas y sudores que padeció; la sangre que derramó y los dolores que sufrió pendiente de la Cruz ante tus ojos.

Dadme a conocer cómo amas a tu Hijo mientras, por amor a tu Hijo, te ruego que me ayudes. Dadle la mano a un caído que pide piedad. Si yo fuera santo no necesitaría misericordia, pero porque soy pecador recurro a Ti que eres la Madre de la misericordia. Yo sé que tu piadoso Corazón encuentra su consuelo en socorrer a los perdidos cuando no son obstinados Consuela hoy tu Corazón piadoso y consuélame a mí, ya que tienes ocasión de salvarme. Me pongo en tus manos; dime qué he de hacer y dadme fuerzas para cumplirlo, al tiempo que propongo hacer todo lo posible para recobrar la gracia de Dios. Me refugio bajo tu manto. Jesús quiere que yo recurra a Ti, que eres su Madre, para que por tu gloria y su gloria no sólo su sangre, sino también sus plegarias, me ayuden a salvarme. Él me manda a Ti para que me socorras. Heme aquí, María; a Ti recurro y en Ti confío. Tú que ruegas por tantos otros, ruega y di una palabra en mi favor. Di a Dios que quieres que me salve, que Dios ciertamente me salvará. Dile que soy tuyo, nada más te pido. Amén

"Las Glorias de María"
San Alfonso María de Ligorio





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