Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

sábado, 30 de junio de 2018

LOS NIÑOS SIEMPRE TIENEN EL NOMBRE DE SU MADRE EN SUS LABIOS

¡Oh, qué feliz esperanza!; ¡oh, qué refugio! Tú, Madre de Dios, eres mi Madre

¡Oh Madre mía dulcísima! Tú me llamas y me dices “Si alguno es pequeño venga a mí” Los niños tienen siempre en sus labios el nombre de la madre y siempre, en cualquier peligro, en cualquier susto, en cualquier dificultad, la llaman inmediatamente. ¡Oh Madre dulcísima, oh Madre amorosísima! Esto es lo que Tú deseas: que, como niño pequeño, siempre te llame, siempre te invoque y te diga: ¡Madre mía, Madre mía amabilísima! Este nombre me consuela completamente, me llena de ternura y me recuerda la obligación que tengo de amarte. Este nombre me anima a confiar en Ti. Después de Dios Tú eres mi esperanza, mi refugio y mi amor en este valle de lágrimas. ¡Oh dulce Señora y Madre mía! Tú, que con el amor que te abrasa hacia tus hijos robas sus corazones, roba mi pobre corazón, que tanto desea amarte.

San Alfonso



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