Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

sábado, 28 de mayo de 2016

MES DE MAYO, MES DE MARÍA

Por esto María es en sí misma un himno a la vida; es la criatura en la cual se ha realizado ya la palabra de Cristo “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10)

La Mujer vestida de sol. ¿Cuál es el significado de esta imagen? Representa el mismo tiempo a la Virgen y a la Iglesia.

Ante todo, la “mujer” del Apocalipsis es María misma. Aparece “vestida de sol”, es decir vestida de Dios: la Virgen María, en efecto, está totalmente rodeada de la luz de Dios y vive en Dios. Este símbolo del vestido luminoso expresa claramente una condición que atañe a todo el ser de María: Ella es la “llena de Gracia”, colmada del amor de Dios. Y “Dios es luz”, dice también San Juan (1 Jn. 1, 5). He aquí entonces que la “llena de gracia”, la “Inmaculada” refleja con toda su persona la luz del “sol” que es Dios.

Esta mujer tiene bajo sus pies la luna, símbolo de la muerte y de la mortalidad. María, de hecho, está plenamente asociada a la victoria de Jesucristo, su Hijo, sobre el pecado y sobre la muerte; está libre de toda sombra de muerte y totalmente llena de vida. Como la muerte ya no tiene ningún poder sobre Jesús Resucitado (cf. Rm. 6, 9), así, por una gracia y un privilegio singular de Dios omnipotente, María la ha dejado tras de sí, la ha superado. Y esto manifiesta en los dos grandes misterios de su existencia: al inicio, el haber sido concebida sin pecado original, que es el misterio que celebramos hoy; y, al final, el haber sido elevada en alma y cuerpo al cielo, a la gloria de Dios. Pero también toda su vida terrena fue una victoria sobre la muerte, porque la dedicó totalmente al servicio de Dios, en la oblación plena de sí a Él y al prójimo. Por esto María es en sí misma un himno a la vida; es la criatura en la cual se ha realizado ya la palabra de Cristo “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10)

En la visión del Apocalipsis, hay otro detalle: sobre la cabeza de la mujer vestida de sol hay “una corona de doce estrellas”. Este signo representa a las doce tribus de Israel y significa que la Virgen María está en el centro del Pueblo de Dios, de toda la comunión de los santos.

Del discurso de SS Benedicto XVI en el Homenaje a la Inmaculada
el día 8 de diciembre de 2011

Propuesta de una flor a la Virgen: Si llevas tiempo sin confesar, no lo dejes para mañana; confiésate hoy mismo. Antes de hacerlo da gracias al Señor por el sacerdote que te dará la absolución.



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