Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

martes, 5 de mayo de 2015

ORACIONES DE LOS SANTOS A NUESTRA MADRE MARÍA

 Los Ángeles y los Arcángeles sirven con temor a Aquel que habita en tu seno, y no se atreven a hablarle; Tú, sin embargo, hablas con él libremente

¡Oh Virgen!, tu gloria supera todas las cosas creadas. ¿Qué hay que se pueda semejar a tu nobleza, Madre del Verbo Dios? ¿A quién te compararé, ¡oh Virgen!, de entre toda la creación? Excelsos son los ángeles de Dios y los arcángeles, pero ¡cuánto los superas Tú, María! Los ángeles y los arcángeles sirven con temor a aquel que habita en tu seno, y no se atreven a hablarle; Tú, sin embargo, hablas con él libremente. Decimos que los querubines son excelsos, pero Tú eres mucho más Excelsa que ellos: los querubines sostienen el trono de Dios; Tú, sin embargo, sostienes a Dios mismo entre tus brazos. Los serafines están delante de Dios, pero Tú estás más presente que ellos; los serafines cubren su cara con las alas no pudiendo contemplar la gloria perfecta; Tú, en cambio, no sólo contemplas su cara, sino que la acaricias y llenas de leche su boca santa.

Acoged, ¡oh Virgen Santísima!, nuestras súplicas, y acordaos de nosotros.
Dispensadnos los dones de vuestras riquezas y de la abundancia de las gracias de que estáis llena.
El Arcángel os saluda y os llama llena de gracia.

Todas las naciones os llaman bienaventurada, todas las jerarquías del Cielo os bendicen, y nosotros, que pertenecemos a la jerarquía terrestre, os decimos también Dios te salve, ¡oh llena de gracia!, el Señor es contigo; ruega por nosotros, ¡oh Madre de Dios!, Nuestra Señora y nuestra Reina.

San Atanasio de Alejandría





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