Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

sábado, 21 de septiembre de 2013

REINA DE LOS MÁRTIRES

¡Oh Santa Madre de Dios, grabad profundamente las llagas de Jesús en mi corazón!
Virgen Santísima y Reina de los Mártires, María, recibid el homenaje más sincero de mi amor filiar. Acoged en vuestro Corazón, atravesado por tantas espadas, a mi pobre alma. Recibidla por compañera de vuestros dolores junto a la Cruz, en la cual murió Jesús por la redención del mundo. Con Vos, Virgen dolorida, sufriré gustoso todas las angustias, las contradicciones y las enfermedades con las cuales el Señor se complacerá en visitarme. Todo os lo ofrezco en memoria de vuestros dolores, de suerte que todos los pensamientos de mi mente y todos los latidos de mi corazón sean un acto de compasión y de amor a Vos; y Vos, dulce María, tened compasión de mí, reconciliadme con vuestro Divino Hijo Jesús, conservándome en su gracia y asistiéndome en la última agonía, para poder llegar al cielo a cantar vuestras glorias. Así sea.

Indulgencia de quinientos días. (S. C. de Indul., 20 mar. 1887; S. Pen. Ap., 19 mayo 1934 y 18 jun. 1949) 

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